La seule signature au bas de la vie blanche, c'est la poésie qui la dessine. René Char, « Quitter », La parole en archipel.
El planeta Pitol, coordinado por Karim Benmiloud y Raphaël Estève y publicado en la editorial Presses Universitaires de Bordeaux en 2012, cierra con broche de oro a la vez que rescata los aportes del coloquio monográfico dedicado en 2008 al escritor mexicano Sergio Pitol. Es un libro ambicioso no solamente por su extensión sino porque sus méritos rebasan por mucho el propósito –de por sí valioso y alcanzado– de rescatar la emoción y el entusiasmo que generó el diálogo con y alrededor del escritor. Sin lugar a dudas uno de los mayores logros de esta publicación es que preserva la dimensión humana y afectiva del encuentro con Sergio Pitol, sin alterar la alta calidad del acercamiento crítico y académico a su obra. Hasta hace poco, Pitol era considerado como un autor de culto, no sólo por la reconocida calidad de sus escritos, sino también porque el círculo de sus lectores permanecía bastante restringido; ahora su obra ocupa cada vez más la atención de la crítica, a la par que se difunde a un lectorado creciente y entusiasta. Este libro participa de ambas tendencias: aporta nuevos acercamientos críticos y cultiva el placer de la lectura de las obras de Sergio Pitol. Los coordinadores reúnen así a investigadores de diversos países (Francia, México, España, Estados Unidos y Bulgaria), a los que se suman los testimonios de los escritores Enrique Vila-Matas y Álvaro Enrigue y del editor Jorge Herralde, con fotografías de Daniel Mordzinski. Asimismo se incluye un breve texto inédito de Sergio Pitol.
Un hermoso prólogo introduce con afecto y reverencia este homenaje a Sergio Pitol; en esas páginas iniciales, Karim Benmiloud y Raphaël Estève prefiguran uno de los ejes recurrentes de los estudios presentados, es decir la imbricación permanente de la obra –la ficción– y de la vida –la realidad– del escritor veracruzano. El libro se compone de cuatro partes principales, que anuncian la clasificación genérica de las obras estudiadas (Cuentos, Novelas, Relatos). La primera parte se titula sencilla y llanamente “Amigos”, y recopila los homenajes que le dirigen al “maestro” Vila-Matas, Herralde y Enrigue. Llama la atención el largo relato-diario, “Grandes lecciones de mi único maestro”, en el que Vila-Matas recopila anécdotas conmovedoras de su larga amistad con Pitol, del que plasma con un cariño entrañable la fantasía y la generosidad. “Es un cuento” asevera a modo de conclusión de esta serie de instantáneos que capta al escritor en algunos de sus incontables viajes. Es la historia emocionada de una amistad presentada como un recorrido iniciático que lleva de la dicotomía entre la ficción y la realidad o entre la literatura y la vida hasta la fusión indisociable de éstas en un mismo universo abarcador, probablemente el prometido “planeta Pitol” epónimo.
La segunda parte, dedicada a la producción cuentística del escritor, aborda diversos aspectos de la misma sin dejar de poner de realce la hibridez y el multiculturalismo que atraviesan sus obras. Russell M. Cluff plantea sus reflexiones a partir del estudio comparativo de los cuentos y ensayos de Pitol para revelar, más allá de la heterogeneidad genérica y discursiva de dichos escritos, la profunda coherencia de la postura del autor ante el hecho literario y el acto de escritura. Alfonso Colorado y Eduardo Ramos-Izquierdo orientan su análisis en torno al lugar determinante que tiene la música en varios cuentos, y asimismo proponen cada uno un bosquejo de las ramificaciones intertextuales que suelen cobrar forma al filo de la pluma del narrador y que operan cuales puntos de anclaje de sus ficciones en el universo extradiegético. Federico Bravo propone por su parte un análisis de “Hacia Varsovia” a la luz del simbolismo de la forma; el estudio de aquel “triunfo del significante” pone al descubierto la estructura interna del cuento basada en la alianza antitética de la ascensión y de la caída, y ofrece de él una lectura rigurosa y original. A manera de clausura de este capítulo, Lenina Méndez-Craipeau lleva a cabo una lectura transversal de las formas y figuras del horror en la narrativa pitoliana; sus consideraciones, ambiciosas y abarcadoras, se basan en la omnipresencia proteiforme del horror en los relatos del escritor para desembocar en su exacto contrario, su “conjuro” y su inmutable combinación: la risa.
La parte que reúne los estudios sobre novelística goza también de un orden lógico que favorece la elaboración progresiva de una mirada plural y sin embargo coherente, no exhaustiva y sin embargo cabal y extendida que revela a la vez la calidad académica de los críticos que han colaborado y el trabajo muy fino de los coordinadores. Laura Cázares evoca la imbricación de las tramas que componen Juegos florales, un motivo que se repite en la obra del mexicano y que denota las dificultades de la escritura literaria que al parecer han azotado al escritor y sobre las que éste llega a reflexionar en repetidas ocasiones. A continuación, Marie-José Hanaï lee El desfile de amor desde la perspectiva de la mezcla constante en el relato de la historia (oficial o general) y de la microhistoria (individual o ficticia); la novela aparece en este estudio como un dinámico juego de máscaras y de mitificación de la historia y por eso se convierte en un digno ejemplo del género conocido desde hace algunas décadas como la nueva novela histórica latinoamericana. Con ejemplar complementariedad, el análisis de la misma novela por Karim Benmiloud se lleva a cabo con base en la hermenéutica de Barthes: el motivo del doble le permite indagar en los resortes de la escritura ficcional hasta evidenciar una dinámica de desdoblamiento y de confusión que se extiende también al trato de la(s) historia(s) anteriormente estudiado por M-J. Hanaï. Por su parte, Raphaël Estève examina el reino del simulacro que rige el universo diegético de Domar a la divina garza, valiéndose de la filosofía de Nietszche para sustentar su explicación novedosa. Las ramificaciones intertextuales de la narrativa de Pitol vuelven a ocupar la atención de la crítica en el artículo de Erich Fisbach y con mayor razón de Alejandro Hermosilla Sánchez. Mientras que aquél ofrece una lectura fina de la dimensión paródica y burlesca de La vida conyugal cuya intriga gira alrededor de una anti-Emma Bovary, éste recopila las influencias mexicanas o eslavas de Pitol así como la presencia directa de su figura en las obras de la nueva generación de narradores hispanohablantes, antes de detallar la cosmovisión particular del escritor, que emerge en su Autobiografía precoz y se hace patente en el universo ficcional pitoliano.
Este artículo opera una suave transición hacia la última parte analítica del compendio, dedicada a los “relatos”, en la que Esperanza López Parada ahonda en la importancia de la memoria y del olvido como materias primas del diario y de la autobiografía del autor, pero también como garantes del equilibrio inconstante entre la referencialidad y la ficción bajo la pluma de Sergio Pitol. Peter G. Broad y Elizabeth Corral Peña estudian la temática del viaje desde dos perspectivas estrechamente relacionadas: la dicotomía centro/periferia y el motivo de la fuga inicial e iniciática. En su análisis discursivo de la Trilogía de la memoria, Maricruz Castro Ricalde pone de realce la hibridez del discurso y la consiguiente multiplicidad de la voz narrativa, rasgos que son recurrentes y característicos de la obra de Sergio Pitol, como lo han sabido demostrar los estudiosos reunidos en este volumen. Esta sección concluye con un texto-testimonio de Liliana Tabákova, como para darle un cierre a la parte analítica con un regreso emocionado hacia el escritor en persona, del que subraya la generosa tolerancia y el interés por el otro, ambos fundamentos de su existencia y de su escritura.
Al cabo de la lectura del libro, se confirma lo que se vislumbraba desde el prólogo inicial: el archipiélago de artículos y acercamientos epistemológicos cobra unidad para esbozar el prometido “planeta Pitol”. El planeta Pitol se construye a la manera de un elaborado mosaico que logra articular con armonía las voces de las distintas colaboraciones presentes. El investigador especializado en la obra de Pitol agradecerá encima del aporte crítico los anexos con la bibliografía detallada del escritor, y con las publicaciones monográficas que le han sido dedicadas. El lector amateur entrará en un universo en el que el alto rigor académico nunca le resta un ápice de admiración a este homenaje entusiasmado y contagioso que lo invitará a seguir leyendo y releyendo la obra del “maestro” Pitol.
Véronique Pitois Pallares – Université Paul-Valéry, Montpellier 3